jueves, 14 de julio de 2011

LA RAIZ DEL MAL

En Chile, el debate político suele centrarse cada vez más en la relevancia de los partidos y en la calidad de la actividad. Es más, pareciera que ya no hay temas de discusión; y claro, si todos los problemas ya se han abordado ¿Qué queda por resolver? Al cabo de 20 años de transición desde el gobierno autoritario pareciera que el país está en una encrucijada, la democracia no progresa, más bien se estanca, y los políticos representan cada vez menos el sentir mayoritario de los nacionales. Los problemas no son nuevos y al cabo son el reflejo de un mundo globalizado. ¿Son los problemas de Chile un reflejo de la propia historia de la humanidad? ¿Cuál es la raíz del mal?

Esta humanidad hacia fines de 1800 y comienzos de 1900 se alineó detrás de dos grandes proyectos sociales, fruto de los estudios de numerosos filósofos de la política: el capitalismo y el socialismo. Ambas vertientes tuvieron sus representantes y sus ejecutores. Ello culminó con la revolución bolchevique de 1917 y el enfrentamiento quedó sobre la mesa. La segunda guerra mundial dio a luz otro fenómeno: la Guerra Fría, y con ello una alineación que afectó a América Latina, culminando en este continente con experimentos autoritarios que dejaron su secuela. En lo político, adscripción irrestricta al capitalismo y en lo social desigualdad y cuando no, una secuela de muertos torturados y desaparecidos. Chile no ha sido ni fue ajeno a estos fenómenos.

En los albores de 1900, Chile fue testigo de una lucha, primero soterrada y después abierta, entre estas dos grandes corrientes. Los nacientes partidos políticos buscaron representar de la mejor forma posible ambos ideales. Indudablemente quien llevaba la bandera de la revolución socialista era el Partido Comunista, y detrás de ellos se alineaba el Partido Socialista. El capitalismo lo representó primero el partido radical, aún cuando ya mostraba rasgos de lo que más tarde conocimos como la socialdemocracia, un híbrido entre capitalismo y socialismo; y luego los partidos liberal y conservador, unido fuertemente este último a la Iglesia Católica. Las demás vertientes políticas no representaban mucho en el Chile de comienzos de 1900.

Fue, en todo caso, después de Alessandri Palma que los sectores más tarde llamados izquierdistas levantaron las banderas del socialismo; esto es, una fuerte intervención del Estado en la cosa pública y particularmente en la producción de bienes y servicios. Al frente, el liberalismo pugnaba por la libertad acusando a los socialistas de entregarla y conculcarla en beneficio del Estado.

Sin embargo, en los comienzos de los 40, el Estado de Chile (¿socialista?) de la mano de un presidente radical crea la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo), y le da un impulso importante al desarrollo. En este punto de la historia de Chile, la política y los partidos entregaban generosamente sus mensajes ideológicos acerca de la mejor sociedad a construir, y los chilenos votaban en las urnas ignorantes de los cambios que se avecinaban.

Entre tanto, en el resto del mundo la Guerra Fría continuaba enfrentando a los dos colosos de entonces: USA y la Unión Soviética. Sus estornudos enfermaban. al resto de la humanidad. USA era acusado de imperialista y la URSS de violentista y conculcadora de los derechos de las personas. El paraíso estaba en Miami y el infierno en Moscú, y hacia allá mirábamos todos, mientras el país avanzaba lentamente. Se luchaba en la década del sesenta contra el analfabetismo, la desnutrición infantil y la educación comenzaba a ser un derecho universal. El Estado gastaba en ello lo que no tenía y la deuda externa crecía.

Las riquezas básicas de Chile, a saber minería, agricultura y pesca, tenían un desarrollo incipiente y una vez más los políticos y los partidos alimentaban con sus ideologías a una masa insatisfecha. Algunos partidos llegaron a desarrollar ideologías que se centraban en el hombre, en su realización como seres humanos. No estaba en los esquemas de nadie ni el personalismo ni el individualismo. La competencia entre chilenos era casi desconocida. Se creía quizás ingenuamente que en comunidad y sin mucha competencia se progresaba.

En los colegios y universidades se enseñaba el servicio a los demás, los chilenos se conocían unos a otros y existía casi un sentido de comunidad. Los esfuerzos de los gobernantes y los legisladores apuntaban a “crear comunidad”, aún a costa de ejercer algunas cargas sobre los ciudadanos: voto obligatorio, mayoría de edad a los 21 años, obligación de estar inscrito en los registros electorales para poder participar, aun en los negocios; los colegios profesionales controlaban a sus miembros. En otras palabras, el Estado intervenía demasiado en la vida. Pero el sentir mayoritario de Chile aceptaba esta enajenación de su libertad en aras de mejores tiempos. Parecía que la locura que inspiró a Kant se había apoderado de los gobernantes y de los gobernados, esto es: enajenas parte de tu libertad para vivir. No dejes que el más fuerte gobierne. Un dejo de autoritarismo respiraba en el país, y este lo aceptaba. Algunos lo llamaban disciplina.

Al cabo, el Chile de la legalidad que se heredara desde Carrera hasta Montt, y desde Aguirre Cerda hacia delante permitía respirar aire en las calles y participar en la vida comunitaria como algo básico. La globalización estaba lejos, los partidos no la vislumbraban y sólo algunos casi videntes osaban denunciar que algo se gestaba y que dejaría al país a merced de los ganadores de la pugna capitalismo socialismo.

En Chile, al menos ya el capitalismo comenzaba a tomar otro rostro, a disfrazarse para obtener más ganancias en desmedro de los pueblos. Radomiro Tomic, un ex candidato a la presidencia de Chile lo denunciaba en estos términos: “el capitalismo tradicional que rigió en el mundo hasta 1929 y en Chile hasta los inicios de la Segunda Guerra Mundial, respondía a un esquema bien definido: propiciaba la capitalización privada de riqueza privada (asalariados y consumidores en cuanto tales), el respeto a las llamadas “leyes naturales de la economía” y el rechazo a la intervención del Estado en el proceso económico. Así se hizo la capitalización tradicional en Chile. Inevitablemente, los márgenes de ganancias eran escasos para un país pobre”.

“El neo capitalismo – hoy neoliberalismo – es mucho más astuto, voraz y pernicioso. No le interesan los pequeños márgenes que puede ir extrayendo de individuos o pequeños grupos de gentes pobres en un país pobre. En lugar del miope rechazo a la intervención estatal, descubre el “filón de oro”, el inmenso campo nuevo de enriquecimiento que significa hacer intervenir al Estado en la economía. Transformarlos en “socio”, así entre comillas. Utilizarlo como intermediario para que, a través de las medidas generales y compulsivas propias del ejercicio de la autoridad, el Estado estruje y “ordeñe” a la comunidad como un todo y luego ponga a disposición del “Empresario Privado”, del neo capitalismo nacional y extranjero, los mercados legalmente reservados; los monopolios creados por ley porque son los más “seguros” de todos y los más rentables; los precios deliberadamente altos fijados por decreto con la excusa o pretexto de que “ el país necesita tal o cual industria se capitalice o expanda”; todo un sistema de garantías, franquicias, exenciones, incentivos, estímulos, privilegios, bonificaciones “Draws back”, etc etc.” Y agregaba: “ y si es necesario será el Estado que “cargará” con las pérdidas de los negocios mal calculados o mal administrados “para que no haya cesantía” y “no se perjudique la provincia tal o cual” . Y terminaba Tomic señalando que esa capitalización no quedaba en Chile, sino que iba legalmente al exterior y otra se fugaba ilegalmente.

En ese panorama, a principios de 1970 los partidos luchaban denodadamente por alcanzar el poder formal , aún negándose la sal y el agua. No podían los políticos ni sus partidos visualizar hacia donde estaba navegando el país.

El experimento autoritario estableció definitivamente el hoy llamado neoliberalismo en el país, exacerbó la competencia entre chilenos y llevó a la Nación a un abismo de desigualdad casi mundial. Los 20 años de gobiernos concertacionistas profundizaron el modelo y transformaron a la política y a los políticos en una elite que perdió sus ideales, que despreció su pasado y que sonrojaba cuando alguien mencionaba a las nefastas ideologías que habían llevado al país al abismo. El hombre perdía terreno. La economía avanzaba y el hombre retrocedía. La economía estaba cada vez más al servicio de la economía y no del ser humano. A eso se le llamó equilibrios macroeconómicos. La única forma de crear riqueza se dijo es el trabajo ¿?

En el nuevo escenario, creado por y para el neoliberalismo que no reconoce ideologías ni nacionalidades, ni patria ni Nación, los partidos políticos fueron perdiendo vigencia; no tenían de qué hablar, no había mensaje que comunicar, porque éstos estaban y están “muy ideologizados”. Al cabo el capitalismo y ahora el neoliberalismo no es una ideología. Es lo pragmático lo que hace producir al hombre. En este análisis, confieso, cuesta hablar de explotación o de plusvalía, ya que ello es lenguaje y parte de una ideología. ¿Cómo podemos expresarnos? Esta es parte del mal que aqueja a la política. Es parte de los problemas de los políticos. ¿De qué hablar? y por ello vemos a los diputados y senadores confundidos, querellándose por esto o aquello, visitando enfermos, hablando de ecología, marchando por esto y aquello. ¿Y los males del país? Y el subdesarrollo y como salir de él ya no tienen espacio en el discurso.

Chile ha progresado, dicen muchos, y es verdad: hay doble carretera al sur, hay multitiendas en todo el país, hay más de cuarenta “universidades”. Ya no se ve a gente descalza como en los sesenta. Chile ha crecido, hay millones de celulares. Están los políticos tratando de administrar lo mejor posible lo que queda en el país, siempre insuficiente .El mar se ha privatizado y los pescadores deben pedir permiso para pescar. El que logra obtener una concesión la vende y lo transa en beneficio de los más grandes. En las ciudades, una o dos familias se hacen del patrimonio de la misma. Pero los grandes problemas, los del cincuenta y sesenta, los del setenta y el ochenta y del noventa y dos mil siguen allí: mala salud, precaria educación, descontento creciente de los gobernados.

Los jóvenes no tienen trabajo y los ancianos, cada vez más numerosos en un país anciano, sufren su calvario diario.

En este panorama, la política y los políticos no tiene mensaje, perdieron su ideología, y la elite que se formó se reproduce tratando desesperadamente algunos mantener sus cuotas de poder. La política se parece a un juego de poker: “ tus dos y dos más”. Por ejemplo en el posnatal, en que gobierno y oposición se disputan si el periodo de descanso favorecerá a quienes ganen más o menos dinero. Y así en cada idea o proyecto.

El país mira atónito el escenario. La política no morirá, pero si agonizará eternamente en las manos o cabezas de quienes, producto de sus desaciertos, de sus temores, y sobretodo de su incapacidad de marcar el rumbo la manejan. Al cabo, dice un autor, el capitán del barco no pregunta a los pasajeros como conducir. Hoy las encuestas hacen la política. El capitán consulta a los pasajeros cómo guiar la nao. La política es exactamente lo contrario. Ese es el drama de esta política, pero que sí es funcional a quienes obtienen grandes ventajas y ganancias económicas a expensas de ellos .

Los grandes proyectos se esfumaron y con ello le hemos entregado a la elite política la conducción y su propia reproducción. La Ciencia Política es una ciencia y así lo entendemos. Una de sus leyes, la de la reproducción de las élites se llevó a cabo en Chile, en desmedro del país.

jueves, 7 de julio de 2011



¿llegará al 2014?












Dibujo de Francisco Soto Alvial

martes, 17 de marzo de 2009

HAY QUE LEGISLAR

Nuestro país se caracteriza por su frondosa legislación. Hay leyes para todos los gustos. Desde la tipificación de la carne hasta materias que bien podían no ser materia de ley, como la protección de datos de carácter personal, Nº 19.628 de 28 de agosto de 2009, que finalmente abrió el portón para que los datos personales de los chilenos puedan ser conocidos por quien quiera, por ejemplo lo que tiene o no , a cuanto asciende su patrimonio y a cuanto tus deudas. Pero este tema no era materia de este artículo, era sólo un ejemplo. Lo que quería plantear a nuestra "democrático" país es a la vez irónico y serio. Irónico porque evidentemente en el planteamiento hay ironía, y serio porque detrás de ella hay un tema de fondo: el respeto a las personas, que en Chile cada día es más grave.En otras palabras, nos faltan y nos faltamos el respeto a diario, y hay normas que autorizan esa falta.
Ud.contrata un servicio de cable televisión que entre su oferta contiene la información de los programas. O sea, cuando Ud. conecta un canal se le informa la hora el programa que está viendo y hasta una síntesis del mismo. Al menos ese servicio vende VTR. Pero ¿Qué ocurre día a día? que la información que entregan es equivocada en un porcentaje importante, sea porque los canales varían su programación o porque quienes están a cargo de actualizarla no lo hacen. Ejemplos: canal 152 transmite la hípica de los hipódromos centrales, a saber, Antofagasta, Santiago, con dos hipodromos, Viña del mar y Concepción. Rara vez los caracteres en pantalla aciertan. Así El lunes a Ud le dicen que está en Concepción o Viña y está en Santiago. Otro tanto ocurre con otros programas.
Para no alargar, lo que planteo es que si a Ud. le venden un producto, televisión por cable, lo menos que le puede pedir a esa empresa es que tenga el rigor y la seriedad para mantener su información al día. Capítulo aparte merecen los canales locales, que no cobran, pero que inducen a error al telespectador con sus continuas repeticiones de programas. Ello no es censurable, pero al menos podríoan poner un aviso que diga. "El Pulso de la Noticia", edición de tal día, y no que uno conecte el canal un sábado en la mañana y encuentre un noticiero atemporal sin saber de que están hablando. Eso es exactamente lo contrario del periodismo. Esta crítica apunta a que mejoremos con un simple Switch.
Por los ejemplos citados y tantos otros de abuso hacia el telespectador, consumidor o lo que sea es que opino que "hay que legislar".

viernes, 27 de febrero de 2009

" HAY QUE LEGISLAR "

Chile es un país de reacción. Sus señores políticos históricamente han carecido de la condición más básica para actuar en la vida, esto es, la capacidad de anticiparse a los hechos. A todos los hechos. Hace poco un desafortunado accidente casi termina con la vida de Ema Velasco Saavedra, la hija del Ministro de Hacienda. Alcanzaron a oirse voces tendientes a "legislar" para , ahora sí, prevenir estos sucesos y se habló de enseñar maniobras de resucitación en los colegios. ¿Hasta cuando?, ¿porqué tenemos que esperar que sucedan los acontecimientos para preocuparno? Por eso digo que Chile es un país de reacción, lo que se evidencia, como dijo Azkargorta en el fútbol. Siempre esperamos que nos metan un gol para ir adelante.

Mientras mantengamos este ritmo iremos a la cola del tren.Los chilenos, la mayoría tenemos que soportar, por ejemplo, largas tandas scomerciales en la radio, y cuando reaparece el locutor agrega otros tantos comerciales que terminan por cansar,porque constituye un abuso, y una falta de respeto por el auditor. Otro tanto ocurre en televisión cuando ponen letreros de promociones, sea comerciales o de programas que ocupan casi un tercio de la pantalla. Y el televidente a aguantar no más.

En otros países, el tema de los locutores que leen propaganda está reglado. Sólo pueden hacerlo vía publicidad, y no tener que escuchar por ejemplo a una deslavada Cecilia Rovaretti o Paula Molina en Cooperativa vomitar alguna publicidad. Si fuera el mandante de la publicidad me molestaría que mi producto se publicite como cualquier cosa Quizás sea un tonto grave pero pienso que estos temas y otros, como las colas en los bancos y supermercados son hechos que podrían ser abusos a los derechos de los hombres que aceptan vivir en sociedad.

Estos y otros abusos no los resuelve un Ombus man. Por eso, cuidado con que escuchemos por ahí: "hay que legislar".

lunes, 16 de febrero de 2009

No se cuando, si fue en febrero o en marzo que llamaste pidiéndome que fuera a darte la bienvenida. Mejor no lo hubiera hecho. Tu te habrías ahorrado las molestias y yo el dolor. Creo que eso es malo, porque a pesar que el mundo ha cambiado, a pesar que el ser humano ha involucionado todavía " por cada bomba que explosa hay miles de caricias que no hacen ruido". Esas mismas caricias que te molestaban tanto, y que yo ingenuo te brindaba cada vez que me dejabas.En el mundo no existiría otra persona que es la síntesis de mi amor por ti.Lamentablemente, en tu caso fue la necesidad y la oportunidad.
Creo que nunca osarás leer mis cartas, pero las escribo por necesidad,

lunes, 19 de enero de 2009

QUEDE CONFORME

Escucho al director técnico de Deportes Puerto Montt, Jaime Vera decir que está conforme con la derrota que le propinó Universidad de Chile por cuatro a cero. Dos o tres días después el Director Técnico de la "U" se manifiesta conforme tras la derrota de su equipo a manos de Audax Italiano - aparte de la lesión de su mejor Jugador Walter Montillo -.
Chile pierde dos acero ante Honduras y la mayoría se muestra conforme.
Tres ejemplos en materia deportiva.Quizás esté de moda ser conformista, al cabo poco podemos hacer para cambiar en algo el rumbo de este barco mundial. Las decisiones no pasan por nosotros, de modo que mejor estar conforme.

viernes, 12 de septiembre de 2008

HOMENAJES Y DEMASES

Se informa que la presidenta Bachelet inauguró un restaurado escritorio y gabinete , lugar en que habría muerto el presidente Allende. En su discurso menciona que la historia no se puede eliminar, que siempre renace, queriendo explicitar que los principios socialistas están indemnes y vigentes. Lamentablemente vivimos en una sociedad totalmente opuesta a la que imaginó el mandatario mártir, y la homenajeante ha contribuido con su palita a construir el edificio neoliberal que no sólo es la antítesis de aquello que llevó al sacrificio a Allende, sino que además importa una pérdida de todos los valores socialistas que la propia mandataria debería enarbolar.Allende en su ya mítico discurso del 11 de septiembre de 1973 nos habló que "no se detienen los procesos históricos con la fuerza", y añadió que más temprano que tarde se abrirían las grandes alamedas por donde " transite el hombre libre".Hoy a 35 años de su muerte el hombre chileno es menos libre. Vive aprisionado entre tarjetas de crédito y salarios escasos. Su libertad ambulatoria lo conduce cada día a los Malls a comer chatarra y a comprar lo que no necesita. Eso no es lo que quería Allende.
La Concertación ha consolidao un modelo neoliberal y en ese contexto cualquier homenaje a Allende o a otro mártir del golpe de estado sale sobrando. El único homenaje válido sería intentar al menos, acercarse al ideario que abrazó el presidente fallecido. Cada día que pasa estamos más lejos de aquello.